La nueva dirección del Comité de Patología de Semillas (COPASEM), perteneciente a la Asociación Brasileña de Tecnología de Semillas (ABRATES), ha comenzado su mandato con una misión clara: mejorar la sanidad de las semillas producidas en Brasil. Ante los continuos desafíos técnicos, estructurales y regulatorios, el comité prioriza la capacitación profesional, las metodologías estandarizadas y una mayor integración en el sector semillero.
Al frente del comité se encuentran la coordinadora Norimar D’Ávila Denardin, socia directora e investigadora del Centro de Biotecnología Agrícola (CEBTECAGRO), y la vicecoordinadora Carla Corrêa, directora general de CLC AgroCapacitação. Con un enfoque en la innovación y la colaboración técnica, la nueva dirección impulsará iniciativas estratégicas para apoyar la producción de semillas más sanas y seguras, un pilar esencial para la sostenibilidad de la agricultura brasileña, según un comunicado de prensa.
“Necesitamos garantizar la calidad desde el laboratorio hasta el campo”, afirma Norimar Denardin. Según Denardin, una de las prioridades de la nueva gestión es crear una red de estandarización y validación de análisis fitopatológicos, involucrando a universidades e instituciones de investigación públicas y privadas.
Uno de los principales desafíos que enfrenta el sector es la escasez de profesionales especializados, sumada a la limitada infraestructura y la ausencia de metodologías de diagnóstico estandarizadas. Denardin enfatiza la importante carencia de laboratorios bien equipados y personal capacitado capaz de operar tecnologías avanzadas e interpretar resultados complejos, especialmente en regiones alejadas de los grandes centros urbanos.
Señala que las técnicas de diagnóstico de vanguardia, como la PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), la electroforesis, la secuenciación de ADN, la hibridación, los métodos isotérmicos como la LAMP (Amplificación Isotérmica Mediada por Asa) y el ELISA, requieren una inversión sustancial en equipos, reactivos e infraestructura. Estos costos representan un obstáculo importante para su adopción generalizada en todo Brasil. Además, la falta de técnicos capacitados para manejar estas tecnologías e interpretar con precisión sus resultados dificulta la ejecución de análisis complejos y debilita la capacidad del país para responder eficazmente a la amplia variedad de patógenos que afectan sus sistemas de semillas.
La coordinadora adjunta, Carla Corrêa, también enfatiza la importancia de superar la resistencia a la adopción de nuevas metodologías: “Actuaremos en colaboración con agencias de desarrollo e instituciones públicas y privadas para garantizar el acceso a la tecnología, la capacitación profesional y la difusión del conocimiento”.
En la práctica, COPASEM busca apoyar estrategias de manejo integrado de patógenos mediante la promoción del uso adecuado de tratamientos químicos, biológicos y físicos para semillas. El comité también fomenta el desarrollo de agentes de biocontrol más efectivos y seguros. Según las coordinadoras, impulsar estas soluciones requerirá una mayor inversión en investigación y una mayor capacitación técnica para los usuarios finales.
Brasil cuenta actualmente con varios laboratorios oficiales, incluyendo los operados por LANAGRO (dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería) y el Instituto Biológico de São Paulo, así como alrededor de 190 laboratorios acreditados por el MAPA a septiembre de 2023.
“Sin embargo, no todos están activos o calificados para el diagnóstico fitosanitario. También hay laboratorios vinculados a universidades e instituciones de investigación públicas y privadas, pero el número total aún es impreciso”, afirma Corrêa. “La situación demuestra la urgencia de incentivar el mantenimiento y la expansión de estos servicios esenciales”, afirma Denardin.
El comité planea fortalecer el diálogo con los organismos reguladores y organizaciones clave del sector, incluyendo la Asociación Brasileña de Semillas y Plántulas (ABRASEM) y asociaciones estatales. Su estrategia también incluye ampliar las oportunidades de desarrollo profesional mediante cursos, talleres y simposios, a la vez que promueve la publicación de investigaciones científicas en medios como la Revista de Ciencia de Semillas y el Boletín ABRATES.
“Nuestro objetivo es actualizar y difundir el conocimiento técnico-científico en patología de semillas, además de conectar a Brasil con experiencias internacionales que puedan fortalecernos”, afirma Corrêa.
El principal objetivo de la nueva gestión es consolidar a COPASEM como un referente nacional e internacional en sanidad de semillas. Superar estos desafíos requiere un esfuerzo colaborativo entre instituciones de investigación, organismos gubernamentales, el sector productivo y laboratorios, con inversiones en investigación, infraestructura, capacitación y políticas públicas enfocadas en el área. El impacto será directo en la productividad agrícola, la seguridad alimentaria y la competitividad de Brasil en el mercado global, concluye Denardin.
COPASEM enfrenta desafíos clave en materia de sanidad de semillas en Brasil, como la escasez de profesionales capacitados, la falta de métodos de diagnóstico estandarizados, la infraestructura limitada y la diversidad regional. El comité busca elevar los estándares sanitarios mediante la capacitación profesional, el fortalecimiento de las redes de laboratorios, el apoyo a la investigación y la colaboración con las partes interesadas. Los laboratorios se enfrentan a patógenos complejos, protocolos obsoletos y resistencia a las nuevas tecnologías. La gestión de campo requiere mejores diagnósticos, opciones de tratamiento y capacitación. Existen deficiencias urgentes en la capacitación especializada y en metodologías actualizadas. La red de laboratorios de Brasil incluye instalaciones oficiales, acreditadas y muchas no acreditadas. Las prioridades de COPASEM se centran en la capacitación, la investigación aplicada, la inversión en tecnología y el intercambio de conocimientos.


