Cuando me mudé a España hace muchos años, sin querer, sorprendí a varios de mis colegas al querer realizar experimentos con un diseño aleatorio. Estaban acostumbrados a plantar una lista continua de variedades y a tomar decisiones basándose en promedios, así que, en lugar de responder con un “Claro, quiere aleatorizar su experimento”, dijeron: “¡Oh, quiere que su experimento esté desorganizado!”.
Aprendí por las malas que no todo el mundo toma decisiones de la misma manera. Los mejoradores de trigo, por ejemplo, no eligen entre dos variedades simplemente yendo al campo y diciendo: “¡Guau, este trigo se ve precioso!”. Ni hablar. Pero un mejorador de vegetales sí toma muy en cuenta la forma del fruto o el aspecto de la planta. Hay una gran diferencia entre ambos tipos de mejoradores.
El diseño experimental y el análisis de datos son fundamentales para todos los que se dedican a la investigación agrícola, independientemente de si trabajan con canola, tomates o plátanos. Garantiza que las decisiones se basen en evidencia sólida que respalde lo que se observa o lo que la intuición indica. El análisis de datos suele ser clave para determinar si las diferencias entre dos variedades son tan importantes como parecen a primera vista.
Creo firmemente que los mejoradores de hortalizas no utilizan las estadísticas lo suficiente. El análisis estadístico nos ayuda a determinar si las diferencias que observamos entre las variedades son realmente significativas o simplemente se deben al azar. Es lo que nos permite decidir, con confianza, si tiene más sentido seleccionar la planta con la mejor resistencia a las enfermedades, la que tiene una calidad general superior o la que es más fácil de cosechar. A veces, la berenjena más bonita o el pepino que produce más frutos no es lo que el agricultor necesita. La variedad que se comporta de forma más consistente en condiciones de sequía o la que atrae a los polinizadores de forma natural sin necesidad de pulverizaciones hormonales podría ser, en última instancia, la mejor opción.
Incluso si un mejorador determina que la estética de una planta es vital para el éxito del agricultor, es importante que los datos recopilados en ensayos de campo bien diseñados se analicen a fondo y se almacenen en una ubicación centralizada accesible para todos los miembros del equipo. Esto garantiza que las decisiones clave sobre qué variedades seleccionar se tomen con todos consultando la misma información fiable.
Al fin y al cabo, no importa si cultivas hortalizas o cereales. El éxito se basa en el mismo principio: cuanto mejores sean tus datos, mejores serán tus decisiones.

