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Estados Unidos se opone a la prohibición del maíz transgénico en México

México ha revisado su prohibición del maíz transgénico, pero las discusiones siguen en curso.

En enero de 2021, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, promulgó un decreto que eliminaría el uso de maíz modificado genéticamente (MG) en México para 2024.

López Obrador mencionó específicamente que esta orden prohibiría el maíz transgénico en la dieta de los mexicanos y pondría fin al uso del herbicida glifosato para el 31 de enero de 2024 – un decreto que no sólo afecta al maíz importado por México, sino al maíz exportado a México desde los Estados Unidos.

Desde aquel decreto inicial de 2021, México y los EE.UU. han mantenido conversaciones sobre las ramificaciones de dicha legislación y, dado que el decreto inicial no era claro en su contenido, ha tenido bastantes actualizaciones.

“En enero de 2021 entró en vigor un decreto que, efectivamente, fijaba un plazo para la eliminación total del maíz transgénico en suelo mexicano, pero en el caso de la siembra, la prohibición entró en vigor prácticamente de manera inmediata en 2021. En el caso de alimentos o piensos, o para procesamiento, el mandato se extendía hasta 2024”, señala Luis Alberto Osorio, director ejecutivo del Proccyt. “Debido a que este decreto en realidad no era claro, el gobierno decidió emitir uno nuevo que derogó al anterior, es decir, lo eliminó”.

El nuevo decreto, modificado y emitido en febrero de 2023, eliminó la fecha límite para prohibir el maíz transgénico para alimentación animal y uso industrial, pero mantiene los planes para prohibir el uso de granos para consumo humano, así como la prohibición del glifosato. El nuevo decreto también mantiene la prohibición de sembrar maíz transgénico en suelo mexicano.

El 6 de marzo, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) anunció que estaba solicitando consultas técnicas con el Gobierno de México bajo el Capítulo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés). La intención es que, a través de este proceso, los dos países puedan llegar a un resultado que respete la soberanía de cada uno y beneficie a los EE.UU., México y sus productores agrícolas y partes interesadas. Es importante destacar que estas consultas examinarán si las acciones de México cumplen con las obligaciones comerciales acordadas en el marco del USMCA.

No es sorprendente que Estados Unidos esté en total desacuerdo con la postura de México. A mediados de agosto, Estados Unidos solicitó un panel de solución de controversias en el marco del USMCA, el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá. La ministra mexicana de Economía, Raquel Buenrostro, respondió a la escalada de objeciones de EE.UU. confirmando que México no haría más cambios a su decreto antes de que se reuniera el panel de solución de controversias, según Reuters.

¿Por qué López Obrador emitió este decreto?

“El Gobierno de México considera, según muchas de las declaraciones emitidas por el Presidente, que el maíz transgénico es nocivo para la salud de las personas, pero hasta ahora no se ha podido demostrar”, dice Osorio. “Además, afirma que la decisión de prohibir su siembra es ‘una medida especial de protección del maíz nativo, la milpa, de la riqueza biocultural, de las comunidades campesinas, del patrimonio gastronómico…'”

“México es un socio importante y seguimos comprometidos a mantener y fortalecer nuestros lazos económicos y comerciales. Una relación comercial agrícola sólida y transparente, basada en normas y en la ciencia, es vital para garantizar la seguridad alimentaria, mitigar los efectos persistentes de la inflación de los precios de los alimentos y ayudar a abordar la crisis climática. Las innovaciones en biotecnología agrícola juegan un papel clave en el avance de estos objetivos globales críticos”, dijo el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, en el comunicado de la USTR. “Si bien apreciamos el compromiso sostenido y activo con nuestros homólogos mexicanos en todos los niveles de gobierno, nos mantenemos firmes en nuestra opinión de que la actual trayectoria biotecnológica de México no se basa en la ciencia, que es la base del USMCA.”

Reacción de los Estados Unidos

Mientras tanto, en los EE. UU., todavía se está tratando de determinar qué podría significar una prohibición como ésta para las exportaciones.

Según Farm Policy News, de la Universidad de Illinois, México compra anualmente a los Estados Unidos unas 17 millones de toneladas de maíz amarillo, en su mayoría transgénico, la mayoría del cual se destina a la alimentación animal. Para asociaciones como la American Seed Trade Association (ASTA), la noticia de la prohibición es decepcionante.

“México es uno de nuestros socios comerciales más antiguos y fuertes. Su decisión de prohibir el maíz transgénico no sólo es decepcionante, no se basa en la ciencia y está fuera de sintonía con los compromisos que acordaron bajo el USMCA”, dice ASTA, en una declaración enviada por correo electrónico a Seed World. “Estados Unidos tiene una larga trayectoria en el uso de maíz transgénico. Numerosos estudios han demostrado que el maíz transgénico es seguro para su uso en alimentos y seguro para su cultivo en el medio ambiente. Las acciones recientes de México también contradicen su largo y predecible historial de aprobación de productos de maíz transgénico”.

Cuando se trata del sector de semillas en los Estados Unidos, la ASTA afirma que muchas partes interesadas a lo largo de la cadena de valor del maíz todavía están lidiando con la forma en que la prohibición afectará a las empresas estadounidenses.

“Para el sector de las semillas, la prohibición propuesta por México amenaza con tener un efecto paralizante en la innovación de los cultivos, ya que introduce una incertidumbre significativa en la capacidad de la industria para desarrollar variedades de maíz genéticamente mejoradas mediante el uso de la biotecnología”, afirma la ASTA. “Los datos han demostrado que la incertidumbre regulatoria internacional existente ha ahogado el desarrollo y la comercialización de productos biotecnológicos. Durante los últimos 20 años, los esfuerzos de investigación y desarrollo en biotecnología se han desviado de muchos cultivos debido a los altos costos del cumplimiento normativo. Entre 2005 y 2015, la asincronía regulatoria en los principales mercados hizo que los costos regulatorios aumentaran un 50% para los cultivos en hilera (Cossey, 2016; Kalaitzandonakes, et al. 2016). Los mayores costos regulatorios afectan de manera desproporcionada a los cultivos de mercados pequeños y a las pequeñas empresas innovadoras, lo que conduce a una mayor concentración de la industria y una posible falta de competencia (Sachs 2016; Fuglie, et al., 2011)”.

Pero, en términos más generales, la asociación cree que el sector de las semillas apoya a importantes industrias que pueden perder cantidades significativas de ingresos si México abandona el maíz transgénico. En particular, los sectores del cultivo de maíz, la molienda húmeda de maíz, el etanol y el transporte sentirían los mayores efectos en México, no sólo aumentando los precios de los alimentos en México, sino también impidiendo a los agricultores mexicanos el acceso a las semillas más innovadoras. La prohibición también tendría efectos generalizados en la economía estadounidense.

“Algunos estudios muestran que, durante el periodo de pronóstico a 10 años, la prohibición mexicana del maíz transgénico podría hacer que la economía de los EE.UU. pierda $73.890 millones de dólares en producción económica, y el Producto Interno Bruto (PIB) se contraiga en $30.550 millones de dólares en 10 años. Además, los EE.UU. podrían perder 32.217 puestos de trabajo al año, con una caída en los ingresos laborales de $18.380 millones de dólares”, afirma ASTA.

ASTA confía en que los procesos internacionales de aplicación de la normativa comercial y de resolución de litigios resuelvan este punto muerto.

“Los mecanismos de solución de controversias de los acuerdos comerciales como el USMCA se negociaron para garantizar que las barreras comerciales no impidan que los agricultores estadounidenses accedan a herramientas innovadoras. Las innovaciones en semillas son necesarias para producir alimentos de forma sostenible para nuestra población mundial en constante crecimiento,” afirma ASTA.

Reacción de México

Mientras el sector semillero mexicano se familiariza con el nuevo decreto, Osorio afirma que se le ocurrieron algunas cosas.

Primero: la mayoría de las empresas de semillas de maíz en México ya habían detenido las ventas de semillas de maíz transgénico antes del decreto inicial de 2021.

“Esto se debe a que un grupo presentó una demanda en 2013 con el propósito de reclamar que la siembra de maíz transgénico afecta la diversidad biológica, así como los derechos a la alimentación y a la salud”, señala. “Este juicio sigue en curso, es decir, aún no hay sentencia definitiva. Sin embargo, existe una medida cautelar desde 2013 que impide la siembra de maíz genéticamente modificado. Por esta razón, las empresas han optado por vender semillas de maíz híbrido y actualmente están trabajando con ellas”.

Otra de las razones planteadas en este decreto era para ayudar a “proteger” las especies nativas de maíz mexicano, como Osorio mencionó anteriormente.

Sin embargo, la mayor parte del maíz plantado y cultivado en México no entra en esta categoría de “nativo”, sino que, según Osorio, los cultivadores tienden a favorecer la producción de maíz híbrido por varias razones.

“A pesar de que México tiene una enorme producción de maíz a gran escala, esta producción no es de maíz nativo, sino de maíz híbrido”, señala. “Por sus características, el maíz nativo no es atractivo para los productores a gran escala, ya que no solo no tiene altos rendimientos, sino que su uso es muy limitado, de manera que este tipo de maíz está principalmente en manos de comunidades campesinas. Es importante señalar que este tipo de maíz no puede competir con los híbridos en términos de resistencia y productividad”.

Los productores en México siguen preocupados por la productividad a largo plazo en la industria del maíz. Principalmente, Osorio plantea una gran preocupación: los productores están preocupados por las desventajas que ven con relación a la productividad respecto a otros países que tienen acceso a semillas transgénicas. Sin embargo, por el momento, los productores no demandan tecnología transgénica, sino híbridos más robustos.

“Actualmente, los productores mexicanos no tienen acceso a semillas genéticamente modificadas, ya que las empresas semilleras no las tienen en cartera en México”, dice Osorio. “En este sentido, no se espera que haya cambios en el comportamiento del comercio de semillas de maíz, pues reitero que no hay oferta de semillas de maíz genéticamente modificadas en las carteras de las empresas semilleras.”

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