¿Qué es más importante al seleccionar un producto o servicio: un bajo precio o una alta calidad? Puede ser tentador recortar gastos con la esperanza de obtener un mejor resultado final, especialmente en tiempos de incertidumbre económica. Pero, ¿ese recorte de gastos ahorra algo a largo plazo?
Hay una historia que se comparte en mi familia que habla de esto. Hace años, mientras mi padre compraba en Inglaterra, dudó ante el precio de un par de zapatos bien hechos. El vendedor lo miró y le dijo: “La calidad permanece mucho después de que el precio se olvida”. Simple, pero poderoso.
No estoy seguro siquiera si compró esos zapatos, pero todos hemos visto ejemplos de cómo elegir la calidad por encima del costo más bajo da sus frutos. Un equipo de alta calidad y bien mantenido costará menos por hora de uso que una opción mal construida con un precio más bajo o invertir un poco más en contratar a un miembro del personal con habilidades y experiencia excepcionales puede llevar su organización a otro nivel.
En la agricultura, las decisiones en torno a la calidad tienen un efecto duradero. Hace muchos años, vendíamos semillas de maíz para el mercado nacional y nos centramos en aumentar la calidad. Comenzamos a seleccionar solo las semillas de mayor rendimiento para salir al mercado y descartamos cualquier semilla que técnicamente podía venderse, pero que no cumplía con nuestros autoimpuestos estándares. No fue la ruta más barata, pero llamó la atención. Los diez principales productores de maíz del país comenzaron a comprarnos, muchos otros siguieron su ejemplo y ganamos cuota de mercado a los líderes del mercado. Nuestra reputación creció, y cuando un actor importante buscaba un nuevo licenciatario para vender su genética, fuimos seleccionados como su distribuidor exclusivo en nuestro mercado. En solo ocho años nos convertimos en el líder del mercado de semillas de maíz y multiplicamos nuestras ventas por 14 veces.
Cuando nos comprometemos a elegir la calidad, nos embarcamos en un camino de consistencia y confianza. No puedes fallar. Un beneficio de priorizar la calidad es que todo un ecosistema de empresa de primer nivel se inclina por asociarse con aquellos que comparten sus altos estándares. ¿El resultado? Mayor potencial de crecimiento e innovación.
Un compromiso constante con la calidad envía una señal clara: el equipo se enorgullece de su trabajo, respetas y valorizas a tus clientes y estás en el negocio para el largo plazo. El boca a boca, impulsado por la reputación, viaja más rápido que cualquier campaña de marketing. Cuando la calidad se convierte en parte de tu identidad, se transforma en una ventaja competitiva que nadie puede igualar.
Al final, la gente no recuerda la factura. Recuerda lo que funcionó. Lo que resistió. Lo que superó sus expectativas.
Como dijo el vendedor de zapatos, “mucho después de que el precio se olvida, la calidad permanece”.
