En los últimos años, el panorama mundial del comercio y la gobernanza regulatoria ha experimentado una transición gradual, pero significativa, del multilateralismo —donde las decisiones se toman mediante un amplio consenso global— al plurilateralismo, que implica acuerdos entre un número limitado de países con ideas afines. Esta evolución es cada vez más visible en el sector de las semillas, donde la armonización de las normas es crucial para facilitar el comercio, la innovación y la conservación de la biodiversidad.
Multilateralismo: Un Marco para la Inclusión y la Estabilidad
Las instituciones y acuerdos multilaterales —como los de la Organización Mundial del Comercio (OMC)— han proporcionado durante mucho tiempo al sector mundial de las semillas un entorno regulatorio relativamente estable y predecible. Instrumentos como la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), los Sistemas de Semillas de la OCDE y las normas de la Asociación Internacional de Ensayos de Semillas (ISTA) son ejemplos de sistemas multilaterales que facilitan el comercio de semillas, protegen los derechos de los obtentores de plantas y garantizan la calidad y la seguridad fitosanitaria. La principal fortaleza del multilateralismo reside en su inclusividad. Las normas globales se aplican por igual, lo que ofrece a los países en desarrollo voz en la elaboración de estándares. Por ejemplo, los Sistemas de Semillas de la OCDE permiten a los países certificar semillas para el comercio internacional con base en estándares comúnmente acordados. De igual manera, los laboratorios acreditados por la ISTA fomentan la confianza global en la calidad de las semillas, y la UPOV proporciona un marco global para la protección de las variedades vegetales.
Sin embargo, la desventaja es que alcanzar el consenso entre numerosos países puede ser lento, políticamente complejo y, en ocasiones, resultar en resultados de mínimo común denominador. El multilateralismo también tiene dificultades para adaptarse rápidamente a desafíos emergentes como la biotecnología, la edición genética o la información digital de secuencias (IDS).
Plurilateralismo: Velocidad, Flexibilidad y Fragmentación
Los acuerdos plurilaterales, por otro lado, permiten a los países con ideas afines avanzar con mayor rapidez y ser más ambiciosos. Ofrecen flexibilidad para abordar problemas emergentes sin esperar un consenso global. Por ejemplo, un grupo de países podría desarrollar nuevas normas sobre la digitalización de la certificación de semillas o sobre variedades resilientes al clima, estableciendo estándares antes que las instituciones multilaterales. Este enfoque puede adaptarse mejor a la innovación y la diversidad regional. Para las empresas de semillas, esto puede significar un acceso más rápido al mercado, regulaciones simplificadas en los países alineados y oportunidades para una colaboración avanzada en I+D.
Sin embargo, el plurilateralismo no está exento de desventajas. Un panorama regulatorio fragmentado corre el riesgo de crear barreras para los países fuera de los acuerdos. Para los pequeños productores de semillas o los países con capacidad regulatoria limitada, navegar por un mosaico de normas diferentes puede ser costoso y confuso. Además, las normas plurilaterales pueden reflejar los intereses de los actores dominantes, marginando los de los países en desarrollo o los pequeños agricultores.
Impactos en el Sector Mundial de Semillas
La transición hacia el plurilateralismo podría transformar significativamente el comercio y la gobernanza de las semillas. Si los grupos plurilaterales comienzan a establecer sus propios sistemas de certificación o marcos de propiedad intelectual, esto podría cuestionar la autoridad o la relevancia de organismos globales como la UPOV o la ISTA. Los bloques regionales podrían establecer estándares divergentes, lo que dificultaría que las empresas de semillas operen en múltiples mercados.
Por ejemplo, si bien los Sistemas de Semillas de la OCDE ofrecen una certificación armonizada aceptada en más de 60 países, una alternativa plurilateral adoptada por un bloque regional podría alterar esta equivalencia. De igual manera, si algunos países deciden desarrollar regímenes plurilaterales de protección de variedades vegetales que difieren de las normas de la UPOV, esto podría socavar la previsibilidad de la que gozan actualmente los obtentores.
¿Es Mejor la Opción Global o la Plurilateral?
Para el sector de las semillas, que prospera gracias al movimiento transfronterizo, la armonización y la confianza en los sistemas regulatorios, el multilateralismo sigue siendo esencial, especialmente en áreas fundamentales como las normas fitosanitarias (CIPF), la calidad de las semillas (ISTA) y la certificación (OCDE). Estos sistemas ofrecen igualdad de condiciones y reducen los costos de transacción tanto para las empresas como para los países.
Sin embargo, el plurilateralismo puede complementarlo, especialmente cuando la innovación supera las normas globales existentes. En áreas como la trazabilidad digital, las variedades climáticamente inteligentes o la edición genómica, las iniciativas piloto plurilaterales podrían servir como campo de pruebas, que posteriormente alimentarían procesos multilaterales más amplios. La clave reside en garantizar que los esfuerzos plurilaterales sean transparentes, inclusivos e interoperables con los marcos globales existentes. En lugar de reemplazar el multilateralismo, el plurilateralismo debería servir de puente, facilitando el progreso siempre que sea posible, a la vez que mantiene la coherencia y la legitimidad de los sistemas globales.
Un Camino Equilibrado Hacia Adelante
El sector mundial de las semillas se encuentra en una encrucijada. Si bien los sistemas multilaterales constituyen la base de la cooperación internacional, el creciente papel del plurilateralismo ofrece oportunidades para la agilidad y la innovación. Para aprovechar lo mejor de ambos mundos, las partes interesadas —incluidas las empresas de semillas, los organismos reguladores y las organizaciones de agricultores— deben promover iniciativas plurilaterales que refuercen, en lugar de fragmentar, las normas globales.
En un mundo de creciente complejidad, ningún enfoque por sí solo será suficiente. Una combinación estratégica de legitimidad multilateral y pragmatismo plurilateral puede ser la mejor manera de avanzar hacia un sector de semillas resiliente, inclusivo e impulsado por la innovación.